miércoles, 31 de agosto de 2011

A lo largo de la historia, una de las heridas más frecuentes en los soldados, tenía lugar en los ojos a causa de pequeños fragmentos de piedras, metralla y todo tipo de proyectiles que se puedan ustedes imaginar.
Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército francés ideó un casco compuesto con cadenas que impedían que los soldados resultaran heridos, y por lo que se puede apreciar en la foto, que no vieran más allá de sus narices.

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